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Felipe soñaba con ser el mejor musico; este viernes fue sepultado tras ser asesinado en Cosoleacaque

  • El joven de 20 años fue asesinado el miércoles 17 de febrero cuando salió de la iglesia en el municipio de Cosoleacaque. Este viernes 19 su cuerpo fu sepultado en el panteón municipal, acompañado de un contingente de más de 500 personas.

Por Fluvio Cesar Martínez/ Foro Coatza

Cosoleacaque, Ver. – Son las diez de la mañana de un viernes nublado, donde algunas gotas de lluvia comienzan a caer a decenas de personas que aguardan afuera de la parroquia «Preciosa Sangre de Cristo» en el municipio de Cosoleacaque al sur de Veracruz; todos quieren dar el último adiós a Felipe de Jesús Reyes Torres, un joven de 20 años a quien la violencia le arrebato sus sueños el miércoles 17 de febrero, cuando salía de la iglesia.

Un contingente de más de 500 personas está entre la iglesia y el palacio municipal, que cuelga un moño negro grande en su fachada principal en señal de luto que ha generado la delincuencia en esta localidad, donde cuatro personas han muerto en los últimos días; entre ellos el joven que hoy será sepultado.

 

La cuaresma inició acompañada de la muerte para los feligreses católicos de Cosoleacaque, y la misa Exequial sustituye a las que se tenían planeadas este viernes19 de febrero, días que deberían ser de regocijo para la grey, pero fueron empañados por aquellos que dispararon contra el joven, presuntamente por confundirlo con otra persona.

Hoy el cielo esta triste y el sol no quiso salir, quizá también se enluto por la muerte de un joven cuyas alas le fueron cortadas. Las miradas entre unos y otros son similares, las lágrimas y tristeza se observan por todas partes.

Debido a la pandemia del covid-19, la misa fue restringida por lo que las personas no tuvieron de otra más que esperar una hora para acompañar a la familia en este día de luto.

El ataúd blanco salió de la misa

“Ahí viene el ataúd”, “ya termino la misa”, murmuran algunas mujeres que estaban desesperadas frente al portón de la entrada principal de la Parroquia Preciosa Sangre de Cristo, que fue cerrada con candado para evitar que más personas ingresaran a la misa de cuerpo presente.

Hoy fue la última vez que Felipe ingreso y salió de la parroquia; aunque en esta ocasión el musico de Dios (como lo mencionaron sus hermanos en Cristo) lo hizo en un ataúd blanco, donde ya no pudo cantar a lado de los integrantes del corro “Nazareth”.

Seis hombres cargaban su caja fría, que reflejaba la claridad y la tristeza de aquellos que preferían estar escuchando la voz y notas musicales de Felipe y no ver su cuerpo inerte atravesado por las balas de una pistola.

Después de las 11:00 horas el féretro fue subido a la carroza que llevaría su cuerpo hacia su última morada.

Cantos, gritos y lágrimas en un recorrido de casi una hora

Desde que Felipe salió de la iglesia decenas de personas se enfilaron detrás de la carrosa, algunos con flores, otros con cartulinas que exigían justicia y otros más con un sentimiento de impotencia y tristeza; pero todos querían despedir a uno de los jóvenes más preocupados porque la música siempre se escuchara bien, pues era para el creador de la vida.

A tan solo 200 metros de recorrido, los integrantes del coro “Nazaret”, y amigos de Felipe decidieron detenerse ante el asombro de vecinos que salían a las calles para ver qué es lo que ocurría.

“Felipe vuela alto y que Dios te reciba en sus brazos”, se escuchaba en la bocina que formaba parte de un escenario habilitado en una camioneta donde los cantos no cesaban y palabras de despedida al hermano, al compañero y amigo cristiano.

Por momentos los coristas y músicos no podían seguir, pues las lágrimas y el sentimiento se apoderaban y tenían que reproducir alabanzas en una memoria USB.


Conforme avanzaban hacia el panteón municipal, los canticos eran interrumpidos por aquellos que exigían justicia por la muerte de Felipe, aquellos que reclamaban en sus pensamientos al ser Supremo por la vida de un joven lleno de esperanzas y metas.

Los cantos nunca cesaron al igual que los gritos de justicia, los cubrebocas estaban llenos de lágrimas, las flores comenzaban a marchitarse pues el camino duro casi 60 minutos y el clima fresco se apoderaba del ambiente.

“Únete al coro celestial, con los ángeles, Dios tenía una misión para ti y la cumpliste aquí en la tierra, descansa en paz mi niño”, se escuchó entre el contingente.

La llegada al panteón

Después de la caminata que, a más de uno canso, antes del mediodía el ataúd fue bajado a la plancha de concreto que se ubica en la entrada principal del panteón municipal, en ese momento los llantos aumentaron, pues muchos, aunque consientes se rehusaban a decir adiós al joven talentoso.

El contingente se esparció por todos lados del panteón y algunos no sabían dónde sepultaron a Felipe, por lo que comenzaron a buscar el lugar para ubicarse desde un punto para depositarlas flores o algún recuerdo.

Minutos después de buscar, los ruidos de una pala revolviendo la mezcla de cemento con agua y gravilla, fueron la pista perfecta para llegar a la tumba de Felipe.

Algunas personas se preguntaban ¿porque lo pondrían sobre otra tumba?, pero entre ellos se respondían “es que ahí está su mamá que apenas murió”.

El pasado cinco de septiembre del 2020 la señora Francisca Torres Ramírez (madre de Felipe) falleció víctima del cáncer, hoy recibía a su hijo en su última morada.

Al llegar a la tumba, el señor Blas Reyes y sus tres hijos (hermanos de Felipe) se aferraban a la cruz de madera que fue colocada para su mamá en meses pasados, incluso le reclamaban por llevarse a Felipe. La tumba se bajó y los familiares de derrumbaron.

“Adiós, mi Felipito, ya te vas a reencontrar con tu mamá”, decía su padre mientras arrojaba agua bendita con un ramo de hojas verdes y así despedía al último de sus cuatro hijos.

La última petición de la familia

Felipe de Jesús fue asesinado cuando iba saliendo de la Iglesia, sus agresores le dispararon por la espalda, quedando su cuerpo sin vida en la calle principal del barrio primero en Cosoleacaque, a tan solo dos días de que fuera brutalmente asesinada la exalcaldesa Gladys Merlín y su hija Carla Enríquez Merlín.

La violencia no dio tregua para que los cosoleacanecos asimilaran la muerte de una mujer con amplia trayectoria política, pero sobre todo no permitieron que el luto se detuviera, pues ahora todos lloran por Felipe.

De las investigaciones, las autoridades no han aportado mucha información por lo que con el paso de las horas, toma fuerza la versión de que lo mataron por confusión.

Cuando el ataúd fue depositado y comenzó a sellarse la tumba, una de las tías de Felipe hizo una última petición a los habitantes de Cosolea:

“Es cobarde quien no da la cara, pero más cobarde eres tú si te quedas callado, porque no es posible quien mato a mi niño, no es posible que Cosoleacaque se calle; por eso le digo al pueblo de Cosoleacaque, a ustedes hermanos que, si alguien vio a los asesinos que lo denuncien, no tenga miedo porque este crimen no debe quedar así”, expresó con coraje la deuda.

Después agradeció a los que acompañaron a la familia en este luto e invito a todos al novenario en honor a Felipe. Minutos después la multitud se retiró y las coronas de flores fueron colocadas alrededor de la tumba rodeada de tierra amarilla.

Felipe el musico que siempre disfruto de servir a Dios

En homenaje al joven de 20 años, en la página oficial de la parroquia “Preciosa Sangre de Cristo” publicaron parte de su biografía, donde resalta su pasión por servir:

Felipe de Jesús Reyes Torres nació el día de 11 de octubre de 2000, el cuarto de cuatro hermanos, hijo de Blas Reyes Mateos y Francisca Torres Ramírez (+ ).

Felipe se caracterizó por su humildad, disciplina, sencillez, seriedad y dedicación a las cosas que realizara dentro del servicio que se le encomendara.

 

Comenzó su participación en la iglesia, a sus 5 años en la escuela de catequesis «AMIGOS DE JESUS» en el 2005. Años más tarde recibiría el sacramento de la Eucaristía y confirmación en 2010 y 2011 respectivamente.

En Julio de 2011, ingreso al Ministerio de Canto y Música Nazareth donde actualmente perseveraba, siendo sus coordinadores actuales Joaquín Reyes Mateos y Gris Adai Ireta Munguía.

Para febrero del 2015, tomaría el seminario de vida en la RCCES, donde pertenecería al grupo de RCCES Juvenil en la comunidad Horeb, siendo su coordinadora en ese entonces la hermana Loreley.

Sin embargo, para el año 2020, el Señor tenía una nueva encomienda con él, en el Ministerio Diocesano de Canto y Música de Coatzacoalcos, donde su primer servicio fue el 19 de diciembre en el Concierto de Adoración.

Y por último a finales del 2020, comenzó su participación en el equipo de medios, grupo que se encarga de las transmisiones y difusión de la Eucaristías de la Parroquia Preciosa Sangre de Cristo.

 

 

 

 

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