Nuestra Ciudad

La «Jícara de Pópo», ¿qué significa?

"La Jícara de Popo"

En la entrada a la ciudad, por la carretera antigua en la Avenida Universidad, está la escultura de la Jícara de Popo. Su significado es interesante. De hecho es como un letrero que dijera “COATZACOALCO”, la forma original de la palabra. Todo se deriva de la leyenda de la transformación de Quetzalcóatl en estrella, ocurrida en este lugar. Para constancia de que eso sucedió aquí, se formó la palabra COATZACOALCO, que en náhuatl significa “En el lugar de la serpiente” o “En el zacoal de la serpiente”, nombre dado al río, a la región y al antiguo poblado.

Además, para representar esa palabra, se elaboró una espuma a la que se le dio el nombre náhuatl de Popo, con acento prosódico en la primera O, (PÓPO), que significa espíritu, humo, espuma, aire o vapor y el cual, el popo, servido en la jícara y puesta ésta en una base especial, forma el glifo o logotipo de la palabra en cuestión: COATZACOALCO. Nuestros indígenas tenían mucha imaginación creativa y tendencia a materializar en forma objetiva algunos conceptos; por ejemplo, al Tiempo, en su medida de 52 años, o XIUMOLPILLI, atado de 52 cañas cada una de las cuales representaba a un xihuitl o año solar, lo representaron con lo que conocemos ahora como “Los Voladores de Papantla”.

Al paso del planeta Venus, por el disco solar lo representaron con “El Juego de Pelota”, y a la palabra “Coatzacoalco” la materializaron con la espuma llamada “POPO”. Y es que el popo, hecho con agua, cacao y maíz, como muchas de las otras bebidas parecidas, por ejemplo: el chocolate, el pozol, el chorote, el taxcalate, el pinol, el champurrado, el atole y otras más, el popo se distingue de todas ellas porque lleva un ingrediente que le da una consistencia diferente: lo hace totalmente
espumoso. Ese elemento es el retoño tierno de un bejuco llamado ASHQUIOTE, al cual, por su forma serpentina le
dieron equivalencia gráfica de serpiente; le llamaron Coatl y pasó a formar la primera voz del glifo.

La espuma aparece con la función activa y enérgica del molinillo, el cual tiene el significado froidiano relativo a lo viril, paralelo al de la guía tierna del bejuco, similar al de la vara del Caduceo de la mitología griega, en el cual también están las serpientes, ahí haciendo ellas el papel de yahual. Pasajes, historia, luz y crónicas: cien años de Coatzacoalcos. El popo y el chocolate prehispánico se distinguen únicamente por la presencia de la guía tierna del axquiote El popo sin el ashquiote es lo mismo que el pozol o el chocolate original, chocolate prehispánico sin leche ni azúcar.

El chocolate actual, el superviviente de la mística del cacao, es otro; ese es el “chocolate a la francesa”, inventado por las monjitas de Morelia cuando las visitó el Virrey De La Croix; entonces le agregaron leche y azúcar de caña y le quedó el nombre de “a la francesa”. Por el chocolate hubo pleito entre Tabasco y Chiapas, sobre el origen del cacao, por lo que dijo don
Marcelino Menéndez Pidal: “Hay dos Credos con sus dos Papas, que si fue en Tabasco o que si fue en Chiapas”. Por el popo no ha habido discusión, tiene su geografía bien definida, pequeña, limitada, únicamente lo que fue la región de Coatzacoalco es en donde se acostumbró.

En Tabasco, en la Chontalpa, la capital del chorote, no lo conocen; por el sur sólo llega hasta Texistepec y la Isla de Tacamichapan y por el noroeste hasta Tlacotalpan. Existen algunas migraciones esporádicas y aisladas en Chiapas, Puebla, Oaxaca, y nada más. En ningún otro lugar reclaman su origen. Hay un grupo de gente que no habla mexicano sino popoluca; podríamos pensar que son la gente del popo, ellos lo toman, pero en la elaboración del suyo no usan el ashquiote, sino que usan una fruta de forma esférica llamada chupipi, con lo cual ese popo, también muy sabroso, ya no es el glifo que estamos
analizando. El popo es una bebida ceremonial, no se usa para calmar la sed ni el hambre; sólo se sirve en las grandes
celebraciones, junto a platillos especiales, como los tamales.

Había una fiesta que era de máxima importancia: la fiesta de los días de Muertos, conmemorativa de la
Noche de Quetzalcóatl, la noche de la transformación en estrella; entonces se servía popo y hueva de bobo;
sólo una vez al año se hacía esa combinación; era la fiesta de Muertos, El popo se sirve en jícara, llamada TZACOAL en mexicano y la base en que se apoya la jícara también se llama así: ZACOAL o YAHUAL. Ya tenemos entonces COAT ZACOAL, pero como la idea es “En el zacoal de la serpiente”, la voz “En” en náhuatl se dice CO y así quedó formada la palabra COATZACOALCO: “EN EL ZACOAL DE LA SERPIENTE”. Eso es lo que significa la jícara de popo, como si fuera un letrero o un logotipo de la palabra COATZACOALCO.

La jícara de popo es rica en símbolos; la jícara misma está descrita en el Pópol Vuh, cuando uno de los gemelos precursores fue decapitado y su cabeza arrojada sobre un varejón seco, éste reverdece convertido en el árbol de la jícara, y esta misma, con su jugo, hace que una doncella se embarace y nazcan los Gemelos Preciosos; eso está deliciosamente descrito en el dicho Popol Vuh. El cacao, otro componente del popo, tiene condición divina: es el Teobroma, alimento de dioses; todavía
en su cultivo se sigue repitiendo el ritual mítico, en su cultivo se requiere de otro árbol que le dé sombra, el moté o chichihua, que era el árbol que guardaba a los niños que habían muerto y permanecían pegados a los pezones de ese árbol; parte de esa savia o leche escurría y eso alimentaba a los arbustos de cacao cobijados a su sombra.

Hasta hoy toda plantación de cacao debe tener esa sombra. De lo sagrado del maíz, ni hablar; de su masa está hecho el nombre. Los españoles cambiaron el nombre Coatzacoalco a la Villa que lo llevaba por el de Espíritu Santo, como
una reminiscencia oportuna de “Popo”, que también es Espíritu. La palabra náhuatl zacoal tiene muchas variantes: Tzacoal que significa jícara, tzacualli o chicalé que aún es voz vigente en lugares de ascendencia náhuatl, como Jáltipan, Zaragoza, Oteapan y Cosoleacaque, y que se refiere a una vasija más grande, tosca, más gruesa y resistente. CUAUHCHICALIS eran las
piedras que recibían la sangre de los sacrificios humanos, chicalés del Sol Águila.

Yahual es una rueda de tela blanda, usada para acolchonar el cántaro o la canasta sobre la cabeza, o es rígida como la que se usa de base para la jícara del popo. Otras voces, como matayahual la llevan implícitas; matayahual es el aro con red para pescar o con red más grande para servir de cuna colgante de los niños. La variante más importante de esa palabra está en el nombre mismo de Quetzalcóatl, Yahuali Ehécatl Quetzalcóatl; él es uno de los cuatro dioses cardinales, con el color blanco en el norte; los otros dioses eran Tezcatlipoca Rojo en el oriente, Huitzilopochtli en el sur con el color azul, y Tezcatlipoca negro en el poniente. Eso según la versión azteca que nos dejaron Tlacaélel e Izcóatl cuando reescribieron la historia, pues antes eran los dos Tezcatlipoca, el Rojo y el Negro y los dos gemelos, Quetzalcóatl y Xólotl, como lucen ahora: Quetzalcóatl, el lucero de la mañana en el oriente; y Xólotl el lucero de la tarde en el poniente.

Huitzilopochtli, entonces, andaba sobre las espaldas del sacerdote Tenoch en la Peregrinación Mexica. No estaba en el cielo sino hasta que Tlacaélel lo puso allí. Tzacoal se traduce como pirámide, promontorio, altar, apoyo, base, recipiente, escondite, encierro, mesa, sitio, cama, etc. Un sinónimo de zacoal fue el petate y tuvo una gran jerarquía simbólica; era también un elemento que separa del suelo y eleva; en él se nacía, ahí se amaba, ahí se curaba y se aliviaba, o se moría y al final
servía de mortaja; por eso en los códices fue un símbolo de dignidad y jerarquía, pero eso no lo libró de la grosería del piropo: “Buena para el metate y más buena para el petate”, ni del dicho más lépero y procaz de “romper géneros y arruinar buenos petates por razones de gusto”, o algo así.

“Jícara” es una voz de formación posterior; el náhuatl no tiene el sonido de la letra erre. En náhuatl la jícara es Tzacoal; el aro de apoyo es yahual. La escultura muestra a la jícara de popo sostenida por las manos de una mujer joven. Es una realización
excelente del escultor Rigo Ramírez Villalobos; es una obra magnífica llena de superlativos, perfecta en todos sus detalles. La joven corresponde a las nativas típicas originarias de la región, vestida con su traje de gala original que consistía en el refajo ajustado y un ceñidor tejido, tal como todavía las pudimos ver en Jáltipan hasta antes de la llegada de los azufreros y en Cosoleacaque, Oteapan, Zaragoza y Coacotla hasta varios años después de llegar la carretera. Un velo de ingenuidad, inocencia y belleza las protegía.

En los pocitos de Jáltipan únicamente el pudor y el aire libre las cubría. Ahora las seguiremos viendo en el logotipo del nombre de la Ciudad. Esas prendas eran hechas en Cosoleacaque; ahí había telares domésticos donde se tejía la tela con hilos
de colores. Eran muy sencillos: cuatro varas de madera, dos de ellas con la inserción de los hilos, otra separaba los espacios y otra era la conductora del hilo, un extremo de los hilos sujeto a un poste, el otro a la cintura de la tejedora, una tonelada de paciencia y hoy de nostalgia por el candor de nuestros orígenes.  Todavía por los años cincuenta del siglo pasado se pudieron filmar en Cosoleacaque.

La escultura salió perfecta, tiene las medidas adecuadas, pero uno de los admiradores insinuó que había ocurrido como cuando en la época de la tiranía soviética un escultor ganó el concurso del homenaje a un escritor ruso: esculpió a Stalin, imponente, grandioso, sentado con un librito en la mano; la obra se llamó “Leyendo a Dostoievski”; o como en la pintura famosa de un colega de Salvador Dalí, llamada “La palmera”, la cual, la palmera se ve allá en pequeño, a lo lejos, entre los pasos de la novia del pintor. Aquí el escultor le dio el equilibrio perfecto a su obra. La jícara ocupa su lugar en lo más alto, llamativo, importante. El zacoal, el soporte que mantiene a la jícara es la mujer, es la Ciudad, es la Popera que resultó
Pasajes, historia, luz y crónicas:  ubérrima, perfecta digno elemento del logotipo del nombre de la ciudad. Una escultura bien
hecha.

Tiene una placa con la traducción de la palabra COATZACOALCO que es: “En el Zacoal de la Serpiente Emplumada”, “EN EL LUGAR DESDE DONDE QUETZALCÓATL SE ELEVÓ AL CIELO CONVERTIDO EN ESTRELLA”.

La escultura nos dice que ese lugar es aquí.

 

Investigación: Dr. José Lemarroy Carrión, Cronista de la ciudad de Coatzacoalcos.

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